domingo, 5 de agosto de 2018

17. IX Campeonato de España de Puzzles (26/5/2018)

Prueba individual

Prueba por parejas
Los caminos inescrutables del destino hicieron que la Final de la Champions entre el Real Madrid y el Liverpool coincidiese con la cita puzzlera más importante a nivel español (y un referente mundial por antonomasia). Por ello, el día anterior al campeonato, pedí permiso al jefe para tener libre ese día. Me lo concedí y después de siete horas de autobús haciendo de David Vivancos Allepuz corrigiendo textitos de mi autoría que algún día verán la luz, me planté en el barrio de Chueca con el tiempo justo para dejar en el hostal la maleta y los puzzles de trapicheo, y volé al Santiago Bernabéu para rendir pleitesía al Real Madrid en el Tour. Fue una tarde inolvidable, en la cual una azafata nos dijo a un grupo de personas que no nos entusiasmásemos con las pantallas interactivas de los jugadores históricos o no llegábamos ni a ver el palco. Claro, me puse a admirar a Butragueño, Camacho, Santillana o Breitner y el tiempo se paró. En otra parte de la sala de trofeos estaba expuesta la Duodécima y me ofrecieron hacerme una foto. Rehusé sin casi mirarla, siguiendo la tradición de los supersticiosos. Finalmente, pasé por otra sección en la cual ofrecían otra foto (fotomontaje, más bien) con un jugador a escoger. Elegí a Luka Modric, pero ni me atreví a ver el resultado a la salida, así que en alguna base de datos de algún servidor, existe una fotografía mía con el mejor centrocampista de los últimos tiempos, y uno de los mejores de la historia. Para rematar el día, viraje hacia la Plaza Mayor con tormentón de verano sorpresa, pero el bocadillo de calamares de la Calle Botoneras me reclamaba.

El día del Campeonato Nacional de Puzzles suele pasar como una exhalación y esas doce horas que consumes con inusitada rapidez y por las que muchos esperan meses, suelen dejar un poso de aperitivo que normalmente sólo se puede saciar con más concursos. Me he permitido la licencia de explicarlo con un cálculo sencillo. Imagínate que hay cincuenta personas con las que hablas normalmente y que no ves durante el año. Tienes nueve horas para tratar con todas ellas, es decir, 540 minutos, lo que salen a poco menos de 11 minutos por persona. El elevator speech haría furor en estos eventos, de hecho, a veces tengo la impresión de estar en un evento de networking en donde todos los postulantes estamos algo tocados del ala por los puzzles.

Refiriéndome al campeonato, en la prueba individual mis sensaciones durante la misma fueron muy buenas. Prácticamente sin titubeos, con una correcta velocidad de crucero, el puzzle de 500 piezas planteado fue ejecutado en un tiempo a la altura de actuaciones de los dos años pasados, en los que no fallé en el top-ten. Incluso diría que la actuación de este año superó a ambas, pero me tuve que conformar con un puesto 14 de 283 participantes, ya que, como he mencionado en otro hilo, este año ocho de las mejores puzzleras de Europa (seis rusas y dos checas) participaban en masa. Mi opinión es totalmente a favor de la universalización del concurso siempre que se le cambie el nombre a "Campeonato Internacional de Puzzles de Madrid" y que incluso pueda plantearse como una prueba con carácter de Mundial, cuyos ganadores sean Campeones del Mundo. Habrá que plantearlo en la junta anual de AEPUZZ.

La prueba por parejas de la tarde, que disputé con la ibense Soraya Pérez Carayol, fue diferente. El objetivo era plantarse en el top tres debido a que en 2016 quedamos octavos y en 2017, quintos, superando a algunas parejas contrastadas, pero tres motivos hicieron que por un escaso segundo (como le pasó a Apollo Creed en el segundo combate con Rocky Balboa) no entrásemos en el top diez. Puesto 11 de 290 participantes. El primer motivo, que ambos sufrimos bloqueos inesperados en imágenes que a priori se nos daban bien. Sólo se solucionaron cambiándonos de sitio, un sistema que trato siempre de evitar a toda costa y que solamente funciona como último recurso. El segundo, pero previsible, que las cuatro parejas rusas se colaron arriba. Y el tercero que sí dolió más, fue el tumulto que se organizó alrededor de la mesa de Cristina López y Rocío Escribano, flamantes campeonas de este año desbancando la hegemonía de Angel Heras Salcedo y Demelza Becerra. Compartíamos mesa con ellas y cuando estaban próximas a finalizar, la invasión de gente provocó empujones, desconcierto y desconcentración. De hecho, hubo un momento en que me enfadé tanto que actué como un futbolista al que no paraban de pegar, lanzando el codo al vacío que impactó en algo blando. En fin, estas cosas cada año pasan y también tendrá que plantearse alguna solución para evitarlas, porque estoy convencido de que perdimos dos o tres minutos por este tumulto.

Finalmente, después de la entrega de premios, obvié el sorteo de puzzles y fui como un poseso al hall del Hotel Novotel - sede del concurso, recuerdo - para ver en pantalla gigante la Final de la Champions. Ciento cinco minutos después, el madridismo salía a la calle de nuevo y por primera vez en mi vida, me dirigí a La Cibeles a rendir pleitesía a la Diosa. Como otra nota anecdótica, llevaba encima el puzzle que la pareja de rusas que quedó un segundo por encima de nosotros me regaló en un acto enorme de deportividad. El acceso a La Cibeles estaba con control policial y un agente, cuando vio el puzzle, me dijo riéndose: "¿A montar el puzzle allá abajo vas?"

Más tarde, de nuevo en el hostal, entre disfrute de vídeos post-partido, declaraciones de protagonistas, cotilleos futbolísticos, la digestión del gran día y demás sensaciones, solamente pude dormirme a las tres de la mañana para regresar al día siguiente a las 11:00 a Hospitalet de Llobregat. Bendita falta de sueño.

Fin prueba individual

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