domingo, 11 de junio de 2017

10. VIII Campeonato de España de Puzzles (20/5/2017, Madrid)


Se dice que el segundo salto de paracaídas es el más temido por los neófitos a este deporte de riesgo. La razón es sencilla: en el primero no sabes a lo que te enfrentas. En el segundo sí, pero no dispones de bagaje para establecer paralelismos ni conjeturas desde el punto de vista de la experiencia. Por ello, para mí acudir por segunda vez al Campeonato de España de Puzzles fue como volver como novato, con la salvedad de que el año anterior había cuajado una actuación muchísimo mejor de lo que esperaba y por ello, en éste me tocaría lidiar en la primera fila de aspirantes a los títulos. Como suele comentarse muchas veces, lo difícil no es llegar, sino mantenerse, y por ello fijé mi objetivo en mejorar, aunque fuese solamente por un puesto, el noveno puesto del año 2016 en individual y el octavo en parejas con la ibense Soraya Pérez.

El certamen tuvo lugar el pasado Sábado 20 de Mayo en Madrid, curiosamente en la víspera del trepidante final del Campeonato de Liga de Fútbol, pero a la capital de España me llegué el día anterior para tener tiempo de aclimatarme y no saltar del AVE directamente a poner piezas, algo bastante estresante desde mi punto de vista. Soy una persona de costumbres y si algo ha salido bien el año anterior, repito si puedo lo que hice el susodicho año. Así que en el AVE leí parte del nuevo libro de David Vivancos, “Producto interior muy bruto”, y le emplazo a sacar otro para 2018 que llegue a tiempo para el próximo Campeonato de España. Podría ser una recopilación de sus confesiones escondido tras una bolsa de papel marrón, ¿no maestro?

Nada más dejar la maleta y el alijo de puzzles destinados a la venta de segunda mano a amigos puzzleros en mi habitación del Hostal Zamora en el Barrio de Chueca, me fui a investigar tiendas de rompecabezas en busca de joyas escondidas. Tuve tiempo de visitar unas seis o siete e incluso me acerqué a la sucursal de J de Juegos en Alcobendas en una miniexcursión que programé después de comer el obligado bocadillo de calamares en la Calle Botoneras de la Plaza Mayor. Bien entrada la tarde, retorné a la gran ciudad y me paseé una hora y media dentro de El Museo del Prado admirando los cuadros que también eran los motivos de mis puzzles favoritos: Los Fusilamientos del Tres de Mayo de Goya (un 8000 de Educa por el que se pagan fortunas hoy en día), el Jardín de Las Delicias de El Bosco (un 9000 de Educa plagado de detalles ideados por la mente futurista del pintor holandés) o La Rendición de Breda de Velázquez (un 10000 de Educa cuyo culo de caballo de 1000 piezas marrones es mítico)… Y todo ello gratis, que a partir de las 18:00 no hay que abonar entrada. Tras la merienda cultural, tocaba la ya tradicional cena en la habitación del hostal mirando la televisión – película española para variar, y algo tostonaza - y tratando de distraer el cosquilleo incipiente de la competición, cada vez más encima. 

La competición individual empezó a las 11:00 de la mañana, una hora que particularmente se me da muy bien y en la que suelo estar en mejores condiciones físicas. Tardé una hora siete minutos en montar un puzzle de 500 piezas de una imagen de París que calificaría como fácil. Muchos “minipuzzles” que facilitan la clasificación visual, detallitos fáciles de construir de cinco o seis piezas cada uno, un cielo gradado y colores a tutiplén. Analizando el proceso del montaje, no recuerdo ningún bloqueo serio, pero sí que una las porciones que aparentemente no parecían ser complicadas se me puso burra (la del dos caballos azul) y tuve que cambiar de tercio para no empezar a perder tiempo buscando piezas que se resistían. Al final, conseguí de nuevo colarme entre los diez primeros, aunque fue in extremis. Quedé décimo de 215 participantes: un puesto por debajo del año pasado. Quizás para mí sea todavía difícil colarme entre los tres primeros en categoría individual – hay que arañar algunos minutos en procesos automáticos que no tienen que ver con la capacidad visual y allí es donde hay que entrenar más-, pero lo que sí está claro es que parece ser que soy bastante regular. Y eso ya es mucho.

Después de un almuerzo multitudinario con muchos más concursantes en un Fosters Hollywood del barrio para reponer combustible y el paso de la hora previa a la segunda competición – sin duda, el espacio de tiempo de más intranquilidad a mi entender, el campeonato por parejas empezó a las 18:00 de la tarde, y ahí sí que he de decir que esa hora para mí y mi metabolismo, biorritmos o lo que sea, no es la más adecuada para competir. En ajedrez trato siempre de evitar torneos que se disputen por la tarde y los nocturnos por razones obvias, y es que me canso antes o me asalta sueño en el momento menos indicado, lo que hace que realice jugadas de interrogación en el momento menos adecuado. Pero hay que adaptarse a todo, y además, aquí no compito solo sino en colaboración, así que biorritmos fuera. Entre Soraya Pérez y yo tardamos 43 minutos 30 segundos en montar un puzzle de 500 piezas de un paisaje costero de Cerdeña, y sin reparo alguno, creo que nuestra actuación fue excelente. Quizá la clave fue aprovechar los minutos previos a la prueba para acabar de definir las estrategias personalizadas para atacar el puzzle (el método general estaba más que decidido desde hacía semanas) y, sobre todo, la decisión de Soraya de que una persona debía encargarse exclusivamente del temido cielo, área que trajo en jaque a bastantes parejas. Así que aparte de la construcción del marco, solamente me dediqué a montar nubes y claros en homenaje al paisano Paco Montesdeoca, y cuando Soraya hubo acabado el resto del puzzle, me ayudó a llenar los huecos restantes. Resultado: un quinto puesto que mejoró en tres posiciones el octavo del año pasado, y a mi entender, sigue habiendo margen para asaltar el pódium, que ya veo al alcance con la experiencia ganada. También  considero que el haber logrado mantenernos por arriba da mayor acicate a intentar algo más grande. Para los aficionados a los puzzles que no acaben de decidirse a acudir a la cita reina en España, no esperen más. La vida pasa volando y el día es realmente memorable, tanto que a muchas personas desde que termina una edición, ya les entra la nostalgia y están contando los días para participar en la siguiente. Todo gracias a la entrega de los organizadores de AEPUZZ: Realmente se merecen un monumento para el despliegue tan profesional que realizan del evento. 

El Domingo lo dediqué a visitar el Parque del Retiro y el Palacio de Cristal, después de dejar la maleta y los puzzles del premio en la consigna del invernadero de la Estación de Atocha. Estuve mil veces tentado de ir al Santiago Bernabéu a rendir pleitesía al Real Madrid, pero insisto en que soy una persona de ciertas manías y como el equipo blanco se jugaba Liga ese mismo día y la Champions dos semanas más tarde, decidí abstenerme. Estoy seguro de que hubiese dado exactamente igual, pero qué quieren, sigo siendo un poco supersticioso.