La última vez que estuve en
Pineda de Mar fue en un Sábado lluvioso de Marzo de 2015, en el que me tocó ir
a hacer una visita profesional a un ático con una sala de 40 metros cuadrados
dedicados exclusivamente a gimnasio. Desde entonces, no había salido ningún
cliente por los alrededores de la meca del primer festival de Rock Catalán
(Canet 1976 para los neófitos, algo así como el Woodstock del consorcio
Maresme-Costa Brava), así que el nacimiento de un nuevo concurso de puzzles en
Cataluña – la oferta anual ha subido a once certámenes – era una buena excusa
para ver si el Mediterráneo seguía en su sitio.
Después de formar pareja puzzlera
con Jimena Gordillo después de dos bajas por motivos profesionales y por
motivos de salud de las concursantes anteriores, y con la bocina tocando encima
de la lista de inscritos, nos plantamos el clan catalán casi al completo en
Pineda y se asaltó la cafetería del restaurante en el cual se iba a celebrar el
concurso, “La Cantonada”. Varios participantes del #puzzleviajero2, viajeros de
Hannut, acompañantes, niños y perros dieron vida a un entorno costero que ya
experimentaba el efecto que tan bien describieron Els Pets en su disco clásico
titulado “Agost”: “el Agosto que describimos es el que nos gustaría vivir
cuando hace frío). Mientras, los organizadores estaban colocando los puzzles
sobre las mesas envuelto en unas bolsas de papel marrón. Por lo tanto, no se
podía ver la imagen ni dedicar los pocos minutos de cortesía y charla
preconcurso a labrar una estrategia. Finalmente, tocó irse todos a sus puestos.
Jimena palpó la caja y sentenció: “Éste es un puzzle de los de piezas grandes”.
Menuda vista. Cuando se dio el pistoletazo de salida, efectivamente, teníamos
ante nuestros ojos un puzzle del mismo formato del del Campeonato de España
2016, así que solamente en esto teníamos algo ganado, al estar familiarizados
los dos con las piezas. La imagen era la de un cachorro de perro tumbado en una
sillita sobre un césped con un fondo de vegetación borroso. Decidimos sobre la
marcha no montar los bordes y separar exclusivamente por colores. Jimena el
perro y el fondo de vegetación, yo el resto.
Pienso que cuando los bordes de
un puzzle son muy homogéneos en color no conviene empezar por ellos, porque no
se tienen más referencias para situarlos que un saliente o un entrante, y se
puede perder bastante tiempo al principio en una tarea que si se deja para el
final resultaría más fácil al estar montadas muchas piezas del rectángulo
adyacente al borde. Por tanto: si los bordes son un crisol de colores o
fácilmente divisibles en zonas de pequeños grupos de piezas, entonces sí
podemos montar primero el marco. Pero si de las 86 piezas que conforman el
marco tenemos la mitad o más de un color, es más recomendable empezar por unir
zonas del interior de puzzle de igual color, se encuentren en la zona donde se
encuentren. Ojo: eso no quiere decir que no se separen los bordes. Hay que
hacerlo porque forman un “minipuzzle” más (el término es del Campeón de España
Fernando Iglesias). Separar sí, montar, depende.
Con esta estrategia y una clara
división del trabajo nos fue muy bien y acabamos los primeros con un tiempo de
43 minutos, seguidos de la pareja de Nazaret y Francisco Peña con 65 minutos y
con 72 minutos, el dúo compuesto por Né Traoré y Quim Faig, que no se pierden
un solo concurso. Destacar que la pareja residente en Andorra de Meri Quintana
y Javier Parra se quedaron a una pieza de los terceros. Al parecer, la díscola
pieza se les cayó al suelo y se coló por una grieta del entarimado, lo que les
hizo perder un tiempo precioso.
En definitiva, una gran mañana de
concurso y paralelo a él, una pequeña ludoteca que labró cantera entre muchos
infantes asistentes. A ver si entre ellos está el futuro Campeón de España y se
puede hacer frente a los titanes de Soria, Obanos, Sonseca o Algeciras, que
están competitivamente intratables.
La última pieza |
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