sábado, 17 de septiembre de 2016

5. IV Concurso Puzzles Casa La Carreres (5/9/2016, Móra d'Ebre, Tarragona)


Iba a participar en el Concurso de Puzzles de la tienda Toy Planet de Terrassa, modalidad individual, pero tres días antes de la celebración del mismo recibí (como todos los demás participantes) un Email de cancelación del mismo. Así que pese a la distancia que separa Móra d’Ebre de Hospitalet de Llobregat – unos 150 kilómetros - , decidí repetir la experiencia del año anterior y meterme entre pecho y espalda una tiradita en coche hacia la pequeña localidad tarraconense. El Concurso de Puzzles de Móra d’Ebre está limitado a dieciséis personas y que se realiza en el Teatro de la Llanterna, simultáneamente con una jornada dedicada a los juegos de rol. En la edición de 2015 fuimos siete los participantes y quedé vencedor, seguido por Nerynga Vejyta y Noelia Toledo; pero en esta ocasión, con nueve personas compitiendo, y a pesar de haber realizado casi el mismo tiempo del año pasado, bajé hasta la cuarta posición. Noelia Toledo ganó el certamen con un tiempo de 1 hora 17 minutos, Nerynga Vejyta (campeona en 2013 y 2014) la siguió con 1:19, Javi Martínez (master de la web-foro www.puzzleando.com), se situó en 1:35, y un servidor finalizó el puzzle en 1:40, un tiempo como mencioné que me sirvió para vencer el año pasado y que en éste se mostró claramente deficiente.

El puzzle, a mi entender, era de una gran dificultad. La clasificación por colores y zonas se antojaba bastante difícil al existir gran cantidad de variaciones y repeticiones de temas (en este caso, cupcakes, o el nuevo nombre para hacer mención a las magdalenas para pijo), y, tal vez por el deseo de experimentar o una excesiva confianza en mí mismo, decidí empezar por el fondo, lo que se reveló como un grave error estratégico del que ya no me pude recuperar. Los puzzles-collage son un desafío considerable para las pruebas contrarreloj y muy puñeteros, como así lo pudieron atestiguar al día siguiente en el Campeonato Individual de Valladolid, en los que tocó otro Educa de 500 piezas de un pez insertado en un graffiti multicolor. Y como siempre trato de sacar el lado positivo de las cosas, este experimento fallido estratégico sirve para afianzar líneas de ataque y consolidar la preparación para eventos futuros.

Como nota final, en una conversación por Whatssap entre los miembros de AEPUZZ (Asociación Española de Puzzles), que febrilmente estaban participando en la maratón de ocho horas de Valladolid), me enteré que el puzzle escogido para Móra d’Ebre 2016 ya había salido en dos o tres concursos anteriores en la modalidad por parejas. Quizás eso explique algo los tiempos inusualmente rápidos de esta prueba, y es que cuando toca un rompecabezas que ya se ha ensayado en casa o en otros concursos, por experiencia en mis propios entrenos, se suele montar en muchísimos minutos menos. 

La próxima prueba en la que participaré será nada más y nada menos que el Europeo de 24 horas de Hannut (Bélgica), entre el 29 y 30 de Octubre, formando parte del primer equipo de la Selección Española de Puzzles. Será la prueba más importante en la que haya tomado parte hasta ahora y la maquinaria tiene que estar engrasada si aspiramos a ser Campeones de Europa.

Panorámicas de la sala


Noelia Toledo, la ganadora
De vuelta a Barcelona, me topé con una escena insólita.

jueves, 15 de septiembre de 2016

4. III Campeonato de Puzzles La Pobla de Lillet (6/8/2016)

Dos meses exactos después del inolvidable Campeonato de España de Puzzles de Madrid, volví a la arena en un torneo por parejas celebrado en la bonita localidad pirenaica catalana, en la que al mismo tiempo está teniendo lugar la 26 Edición del Open Internacional de Ajedrez. Para la ocasión, se presentaron diez parejas, entre ellas la de Pilar Varela y Marta Freixas y un servidor con Alba NB. La modalidad en esta ocasión era construir un rompecabezas de 500 piezas a contrarreloj, en un espacio de tiempo de dos horas.

Esta vez sería el único responsable de recorrer sin incidencias los 135 kilómetros que separan Hospitalet de Llobregat de La Pobla de Lillet. He de informar que cada vez que me toca un desplazamiento de estas características a terrenos algo desconocidos, me pongo algo nervioso, pero no es porque no sepa conducir ni porque pueda quedarme dormido, sino por las reminiscencias de un desplazamiento a Llinars del Vallès hace varios años para jugar con mi equipo de ajedrez un encuentro del Campeonato de Cataluña Por Equipos. Para no aburrirles, un servidor fue directamente responsable de que una caravana de tres coches llegase más de media hora tarde a jugar a la sede del Club d'Escacs Llinars por una mala interpretación de un mapa de Google Maps y varios incidentes dignos de una película de los Monty Pyton que mejor expliquen otros. Ese día fue bautizado como "El Show de Darias" y pasó a formar parte de la leyenda negra del club.

En fin, que me desperté a las 7:30, me duché, desayuné como un campeón y me fui al coche. Como iba sobrado de tiempo, decidí ir a lavarlo en un sitio de esos donde hay muchos aspersores, de esos que le gustan tanto a cierto club de fútbol, con algo de mala fortuna, ya que una de las cuerdas de la manguera se enredó con otra de tal manera que ni Chanquete con una clase de nudos marineros la hubiese arreglado. Por fortuna, todo se arregló y decidí repostar en una gasolinera de al lado, siguiendo el consejo de los sabios wikipedas, "por la mañana los gases no sé qué no sé cuántos y te ahorras pelas, unos escalofriantes dos céntimos por litro". Misteriosamente, la cola para ir a pagar era larguísima, "pero qué coño hace tanta gente a las 8:30 de la mañana repostando en un fin de semana, panda de frikis", pensaba.

Como la maravillosa Guía Repsol me había indicado el día anterior que el trayecto duraba 1 hora y media - evitando peajes, por supuesto -, y el reloj marcaba las 8:45, respiré. Llegaría a las 10:15, la hora en la que había quedado con Alba NB en La Pobla. Pero claro, la Guía Repsol no contaba con una caravana de Harleys Davidson en la Autovía A-2, ni con ciertos conductores que iban a 50 por hora en tramos de velocidad máxima a 90, ni con un par de paradas para consultar el GoogleMaps por el miedo escénico a perderse en carreteras desconocidas. El momento culminante fue cuando, pasado Berga y a 30 km de La Pobla, me topé con un tremendo hiperboloide hiperbólico de hormigón y me vino un flash de la central nuclear de Ascó en Tarragona. Durante unos kilómetros, creí que me había abducido un ovni y me habría teletransportado con coche y todo a donde le había salido de las pelotas para experimentar con un integrante de la raza humana, como hacían con avioncitos de la Segunda Guerra Mundial. Pero el cruce esperado de la B 402 a la Pobla apareció y tuve que dejar mi experiencia en la Tercera Fase para otra ocasión. Así que llegué solamente diez minutos por encima del tiempo calculado a la Pobla de Lillet, a las 10:25, 35 minutos antes del inicio del Campeonato. Casi tardo más en encontrar sitio para aparcar que en ir a la Pobla desde Hospitalet, pero eso es otra historia.

De las dos parejas venidas de Barcelona sólo faltaba Pilar Varela, que por Whatssap nos comunicó que llegaba tarde, así que el organizador, Jordi Capellades, le dijo a Marta Freixas - su compañera puzzlera - que empezase igual, aunque fuese con un refuerzo provisional. Y llegó la hora del inicio. Diez parejas desenfundaron los dedos para armar un puzzle de una japonesa de 500 piezas. El montaje fue más complicado de lo esperado por la particularidad del patrón moderno de los puzzles Educa, en el cual algunas piezas pueden ir en varios sitios a la vez y solamente alguna diferencia verdaderamente pequeña hace que se escoja la pieza candidata correcta, o, como ocurre en casi todos los casos, se monta un conjunto y llega un momento en el que es imposible continuar porque hay espacios en los que no va ninguna pieza. Y eso me pasó en una esquina llena de dibujitos seriados de un papel pintado, que tuve que montar y desmontar seis veces hasta dar con la solución correcta. Ni que decir tiene que imitando a los loros del Loro Parque tinerfeño, entre encaje y encaje, di un mitin entre dientes sobre los especiales patrones de Educa. Por lo demás, la imagen no tenía especial dificultad y logramos acabar el puzzle los primeros en una hora cinco minutos. Pilar Varela, que llegó a los diez minutos de haber empezado la prueba; y Marta Freixas, acabaron el puzzle las segundas, con un tiempo de 1 hora y 45 minutos. El resto de participantes no acabó el puzzle, pero los terceros clasificados estuvieron a punto.

Después de la entrega de trofeos, nos fuimos todos los expedicionarios pirenaicos a comer en un refugio cercano y, con Jordi Capellades, el mentor del concurso e integrante del Peona i Peó Club d'Escacs, hablamos de puzzles, ajedrez y del Torneo de PuzzleChess catalán, que está más cerca de hacerse realidad y al que auguro un éxito rotundo.



Marta Freixas-Pilar Varela
ADM-Alba Navarro

La pareja tercer clasificada



3. VII Campeonato de España de Puzzles (4/6/2016, Madrid)

Viernes 3 de Junio, 5:00 de la mañana.

Despertar, ducha rápida y viaje en metro desde Hospitalet de Llobregat hasta la otra punta de Barcelona para coger el autobús de ALSA rumbo a Madrid. El convoy sale a las 7:00. Son casi ocho horas de viaje en las cuales me leo entero el libro de David Vivancos Allepuz “Las jugadas intermedias”. Entre otros, grande ese cuento de “Paridad” que demuestra la parida de ciertos elementos lingüísticos de cuyos nombres no quiero acordarme. Veo la película “Código fuente” en la pantallita que lleva el asiento – sin sonido y sin subtítulos -, duermo algo y fantaseo sobre el día siguiente con la excitación de lo desconocido. Llego a Madrid a las 15:00 de la tarde, cojo el metro cargado con mi maleta y una valiosa valija de cuatro puzzles encargo de una amiga. Destino: el barrio de Chueca, Hostal Zamora. Me alojo y descanso una hora solamente, ya que hay agenda apretada. Visita de cuatro tiendas de puzzles especializadas, paso por el Museo del Prado y degustación del bocadillo de calamares de la Calle Botoneras 6, al lado de La Plaza Mayor. Al final, como ya me pasó una vez en un viaje de estudios con la disyuntiva de escoger ver en directo un partido Bologna-Milán o la Torre Inclinada de Pisa, veo que no me da tiempo a ir al Prado y escojo cenar bocata de calamares y visitar el Museo del Jamón. La carne es débil. Bueno, el calamar, también. Decido dejar la observación de los hitos puzzleros El Jardín de Las Delicias, Los Fusilamientos del 3 de Mayo o Las Hilanderas para un hueco del Sábado. Vuelvo al hostal y pongo la tele. La Superabuela de Gràcia sentando cátedra. Suelto el mando.

Sábado 4 de Junio, 2:00 de la madrugada.

Despierto con el brazo izquierdo inmovilizado por mi cuerpo y presa de un espantoso hormigueo. La tele sigue en marcha. Pues sí que estaba cansado, pienso. Con la apasionante Teletienda el hormigueo empieza a remitir, pero en los dedos sigue remanente. Me alarmo pensando en posibles e inoportunas reproducciones de mi túnel carpiano en pleno concurso, pero luego pienso “al carajo”, y abro los ojos a las 7:00. El móvil está en modo silencio, pero no para de vibrar. Cientos de mensajes en el grupo de Whatssap de la Asociación Española de Puzzles. ¿Nadie duerme ya? Me ducho, agarro la valija de puzzles y como buen afincado en Cataluña, salgo a desayunar al Pans & Company de la Gran Via, que no tengo tiempo de ir a Botoneras 6 a por otro bocata de calamares. Mensajes de audio de mis hijos en el móvil “Papá, monta muy rápido el puzzle”. ¿Quién soy yo para defraudarles después de mi catastrófico Por Equipos de ajedrez? En pleno subidón paternal decido pasar del metro y seguir los consejos de Arturo Pomar, así que recorro La Gran Vía, la Cibeles, la Calle de Alcalá, paso por El Retiro y llego a la sede del Campeonato, el Hotel Novotel Center de O’Donnell. Estoy sobreexcitado pero trato de pensar en mantras de George Harrison y en La Undécima para olvidar la competición, ya solo una hora distante. Entro en el hotel. Veo caras que me suenan de perfiles de Facebook y Whatssap. Alguien me reconoce y me saluda. Se rompe el hielo para los nuevos como yo. El gens una sumus también vale para los puzzleros. Conozco por fin en directo a Soraya Pérez Carayol, mi compañera de la competición por parejas, después de haber preparado por Whatssap el torneo. Poco antes del inicio del individual, abren la sala. Aquello es el Bernabéu. Confío en que no me dé el miedo escénico de Jorge Valdano. Pantallas con cronómetros, 211 participantes y decenas de controladores con el peto verde fosforito de la AEPUZZ. Entre ellos, una señora que me preguntó por Whatssap desde Asturias por un puzzle de Brueghel. El mundo es un pañuelo.

El speaker presenta el concurso. La tensión me viene de golpe. Tres, dos, uno, ¡ya! Abro la caja con una torpeza inusitada (veinte segundos) y volteo las piezas separando bordes en cinco minutos y medio. Demasiado tiempo. Armo la maceta, los sombreros, el suelo de terracota. Cuando ataco las hojas, advierto que la maceta está al revés y la volteo pensando en mantras. Dejo las flores para el final, será el impulso (este chiste es para gente de mi edad). Se dilucida el campeón cuando me restan las flores blancas y parte del verde. Es clave no desconcentrarse ni desanimarse con esos aplausos ni tener bajadas de tensión, hay que quedar lo mejor posible y darlo todo. Clasifico en plan anárquico algunas flores y enfilo la recta final colocando al toque. Tengo desde hace dos minutos al lado a la controladora que me preguntó hace meses por el puzzle de Brueghel. Acabo. Noveno puesto. Me confirman que he sido el mejor debutante. No puedo describir lo que siento en esos momentos. Habría firmado quedar entre los quince primeros antes de la prueba. Tengo que salir de la sala para calmarme.

Durante unos minutos doy vueltas por ahí e intento digerir el inesperado éxito. Conecto el móvil para hacer un poco de community manager de mí mismo, que la hinchada de Barcelona espera noticias (bueno, seguro que están preparando la paella o la calçotada antes que seguirme, pero de ilusión también se vive). Suena mi aparatito. A veces algún cliente me llama el fin de semana y el número que reluce en la pantallita no me suena, así que pongo voz de operadora, “Alejandro Darias de Aridar, dígame”. Es Conchita (COPS en este foro), la destinataria de los puzzles de mi valija diplomática. Adopto mi voz normal de nuevo. Me está buscando por la sala justo por el único ángulo muerto existente y nos encontramos los dos con el celular en la oreja. Típica situación cómica de los tiempos actuales. Le entrego cuatro rompecabezas incunables adquiridos en el Poble Sec, Vilanova i La Geltrú y El Prat mediante Wallapop. Sí, durante mis visitas profesionales también investigo tiendas donde puedan vender puzzles. En una cafetería, hablamos de las grandezas y miserias de la vida del freelance. Nos despedimos. Es cerca de la una del mediodía y decido ir a la cercana tienda de puzzles J de Juegos a revivir el cuento de la Cenicienta puzzlera. Cada participante del Individual – y por la tarde, del Por Parejas – ha recibido una pieza suelta de un puzzle de 1000 piezas, adherida a una tarjeta postal con dedicatoria manuscrita, y si encaja con el ejemplar colgado en el escaparate de la tienda se llevará la intemerata de regalos… Mi pieza se transforma en calabaza y desaparece envuelta en estrellas cuando se halla frente a frente al puzzle incompleto. Bueno, creo que eso de las estrellas es producto de la cerveza que me ha afectado más de la cuenta, y es que llevo quinientos años sin beber. Justo cuando me propongo darme un salto al Prado para visitar algunos de mis obras de arte favoritas, me encuentro a Soraya Pérez Carayol y a su familia en la tienda. “¿Te vienes a comer con nosotros?”, dicen. “Sí”, contesto, “y hay que repasar las tácticas de esta tarde”, añado. El Bosco se revuelve en su tumba y Velázquez hace novillos del Ministerio del Tiempo para recriminarme el poco respeto que tengo por su obra. Le contesto al maestro que no se queje, que dos de los tres puzzles de 10000 piezas de Educa son reproducciones de sus lienzos – Hilanderas y Las Lanzas - y lo mando a pintar bisontes a Altamira. En fin, para no aburrirles más, y como viene siendo habitual en mí, cambio la cultura por un par de huevos estrellados con patatas. Agua mineral, que soy muy pofesional. Esto es como tomarse una tarta de chocolate y un café con sacarina para adelgazar. Cultura de desayuno y tres platos de almuerzo, como decía un muñonero. Sé que se recomienda el pescado azul antes de cualquier desgaste mental, pero qué cojones… Sobremesa y vuelta al hall del hotel, que se empieza a llenar de participantes.

En la previa al pistoletazo de salida y ya con la imagen del lateral de la caja a la vista, Soraya y yo hablamos de cómo debemos clasificar, después de repasar la estrategia general. Me las doy de agorero y sentencio “acabaremos con el agua, que es lo más difícil”. Se da el pistoletazo de salida y, por supuesto, el agua es lo primero que acabo. Llevamos un ritmo frenético en los primeros veinte minutos encajando piezas al toque y ya me imagino rodeados de cámaras y coronas de laurel, y siendo entrevistados por Matías Prats y protagonista de memes, hasta que le llega el turno a la vegetación con cachirulos amarillos. Hay zonas que no las saco ni jarto vino. Prometo a mis amigos canariones seguidores de la UD Las Palmas, que esta vez el amarillo no tiene nada que ver con mi quebranto. Soraya, mientras tanto, ha acabado el pueblo italiano al pie de una montaña sin despeinarse y acude al rescate. Lo primero que hace es voltear un grupo de cuatro piezas 90 grados que me tenía loco y encajarlos bien, resolviendo la mitad de mi entuerto en dos segundos. Se deshace el bloqueo, aceleramos de nuevo y acabamos a ritmo frenético. Octavos de 248 participantes. La pareja de rusas – actuales campeonas de Europa - nos han superado por 29 segundos. Otro subidón, algo mitigado - pero muy poco, ¿eh? - por lo cerca que estuvimos de ser los mejores debutantes y de poner en aprieto a las superestrellas.

En la entrega de premios, un servidor tiene que subir cuatro veces al escenario a recoger premios (dos con Soraya), para jocosidad de los presentes. “Hombre, Alejandro, cuánto tiempo sin verte”, me dice el speaker a lo Pepe Reina a la tercera vez que subimos a recoger el premio al octavo puesto de parejas. La ley de la conservación de la materia se cumple: Acudo a Madrid con cuatro puzzles y regresaré a Hospitalet con cinco. Cuatro de regalo y el de la prueba individual. Aparte de muchos detalles como llaveros de la AEPUZZ, un delicioso puzzle de madera de una emprendedora que apuesta por la comercialización de su afición para salir adelante (grande esta gente tan valiente). Mientras regreso al hostal, soy consciente de que el día que ha pasado será inolvidable. El brillo en los ojos de tanta gente que ha venido desde todos los rincones de España quedará imborrable en mis retinas. En mi habitación, conecto la tele. María Pujalte y Ernesto Alterio protagonizan un plagio de “El graduado”. O de la telenovela “Cristal”, no puedo analizarlo bien. De súbito,la pantalla del televisor aparece dividida por 500 piezas de puzzle de la marca Ravensburger. Cierro los ojos.

ADM-Soraya Pérez-Su Domímguez - Alba Navarro - Azucena Esteban
Octavo puesto en parejas
Los dos puzzles del concurso
La Cibeles
Las Torres Blancas