Me encuentro realizando una Inspección Técnica de una vivienda en un
barrio de calles estrechas en una ciudad cualquiera. Estoy revisando la
terraza. El propietario que contrató mis servicios para ponerse al día
con la Ley se apoya en el muro protector del mismo balcón. Éste cede de
repente, y cuerpo y cascotes se desploman al asfalto desde una altura de
tres pisos. Bajo con presteza a la calle lívido, y mientras busco como
loco el teléfono de urgencias e intento comunicar a la operadora la
localización exacta del desastre equivocando todos los nombres de las
calles, veo que a mi cliente le salen tres riñones de unas heridas en la
barriga que increíblemente no sangran. Entonces me pongo a pensar cómo
voy a reinventar mi carrera profesional cuando salga de la cárcel, y
comienza a sonar una música de pop-rock perteneciente a una de las
sintonías de alarma de mi teléfono móvil. El reciclaje profesional puede
esperar.
Comenzar un día de concurso después de semejante
panorama onírico podría ser descorazonador, pero desde que asistí al
espectáculo del mentalista David Baró “Superstico” en el Teatre de
l’Eixample en Barcelona, esas supercherías dejaron de cobrar
importancia. Así que después del consabido desayuno de los campeones, me
dirigí en metro al barrio de Horta-Guinardó para disputar el segundo
concurso de Puzzle Chess en España, después del que tuvo lugar en Laguna
de Duero a mediados de Julio de este mismo año. La lista de
participantes estaba formada por muchas caras conocidas. La sabadellense
Maria Dolors Torra, que en sus cuatro participaciones en el Campeonato
Individual de España siempre ha hecho podio y fue la ganadora de la
edición de 2014; Cristina Roura, otra habitual del top-20 español (que fue baja de última hora por enfermedad), Mateu
Torra, hermano de Mª Dolors Torra, otro top-20 y habitual pareja de
ella en el Campeonato de España de Dobles, Alba Navarro, manresana
afincada en Andorra; Pilar Varela, la iniciadora del Puzzle Viajero, y
algunos ajedrecistas catalanes como Josep García i Riera (antiguo
tesorero de la Federació Catalana d’Escacs), o el Maestro FIDE Marc
Capellades, así como un buen número de puzzleros de la cantera del club
de ajedrez Peona i Peó, que ostenta el récord de licencias
ajedrecísticas en Cataluña.
La sala de juego se hallaba en la
primera planta del Centro Cívico Mas Guinardó, un recinto muy cómodo y
con unas vistas hacia Barcelona espectaculares. Después de las
presentaciones y encuentros entre viejos amigos y conocidos, el concurso
comenzó con una ronda de prueba en la que se emparejó siguiendo
correlativamente los números asignados en el sorteo que había tenido
lugar el lunes anterior en la tienda Puzzlemania. Dicha ronda fue muy
bien recibida por el público participante, ya que cada jugador se
aseguraba como mínimo disputar dos partidas y el efecto de poder quedar
eliminado en la primera ronda quedaba más mitigado. Además, así se
aprovechaban los puzzles destinados a la teórica primera ronda oficial,
que se hubiese producido en el caso de haber llegado a los 64
participantes. Mi primera partida supuso un toque de atención serio a
pesar de no ser oficial, ya que me tocó con una chica joven que situaba
muchísimas piezas al toque, así que me tocó currar bastante para ganarle
y, de paso, meterme en materia y establecer líneas intuitivas
estratégicas en un formato absolutamente desconocido para todos los
participantes. Como bien comentó Cris López en su crónica del
PuzzleChess de Laguna de Duero ( www.mundopuzzlero.com ), nos sentimos como unos conejillos de
Indias, como el que disputa – por ejemplo – por primera vez una partida
de ajedrez con el formato Fischer-Random, es decir, sorteando la
posición de las piezas de las primeras filas. Paso a explicar mi
experiencia en cada ronda.
Ronda previa de prueba ( 25:00 - 20:00 ) |
El destino quiso que en primera ronda me tocase con el ya mencionado
antiguo tesorero de la Federació Catalana d'Escacs, con quien ya había
disputado una partida de ajedrez de un match La Lira A-Ideal Clavé A del
Por Equipos 2016, que finalizó en tablas tras una dura lucha. En esta
ocasión, cambiado el tablero de juego, el cronómetro de mi rival se
agotó con una treintena de piezas pendientes de poner, unos quince
turnos. En el post-mortem, recordamos la partida de ajedrez de meses
atrás y nos pusimos a dirimir sobre una línea de la Defensa Alekhine. No
tenemos remedio…
El sorteo del cuadro había deparado que si superaba la primera
eliminatoria, me enfrentaría con una de las tres mejores puzzleras de
España sin discusión, campeona del país en la edición de 2014 y siempre
presente en el podio en todas sus participaciones. Por mi parte, yo
aportaba una participación en 2016 con un noveno puesto, así que en
teoría la favorita era Dolors, pero en este tipo de pruebas de poco
tiempo pasa como en las partidas de blitz en ajedrez: Las distancias se
acortan y cualquier mínimo detalle o error te manda a la picota. La
partida se resolvió por unos escasos cinco segundos a mi favor, después
de sumar los diez segundos de incremento de bonus a mi contrincante por
haber empezado en primer lugar, una ventaja más que lógica porque el que
comienza se obliga con su tiempo a buscar piezas para encajar, mientras
que el rival puede pensar con el tiempo del que sale desde el
principio. Fue una partida de infarto, con los cronos casi a la par
durante todo el rato. Al principio llegué a llevar una veintena de
segundos de ventaja gracias a un arranque de un par de decenas de piezas
sin errores. Dicha ventaja se esfumó por una indecisión en mi turno a
la hora de colocar pieza y a partir de ahí nos mantuvimos a la par
durante un par de minutos más. En la recta final, por algún titubeo, me
coloqué con una media de cinco segundos de desventaja, sin contar el
bonus de 10 que se iba a sumar al final a Dolors. Todo parecía muy
chungo, pero entonces mi rival dudó en dos piezas seguidas con
demasiadas pruebas – segundos que parecieron años - y pude remontar in
extremis, para ganar casi en la bocina. Un buen momento para descubrir
que en el Puzzle Chess probar las piezas de manera física no es una
táctica adecuada. La escena fue de película: El ambiente estaba
impregnado de electricidad y varias personas que habían acabado de jugar
se agolparon en la mesa. Sinceramente creo que merecimos ganar los dos y
solamente un pequeñísimo detalle hizo que la pelota cayese del lado de
la red de mi contrincante.
4tos vs. Joaquim Faig Ramillans ( 16:00 – 0:00 )
Después del descargue de adrenalina y desgaste de los octavos, me costó
volver a tener que enchufarme para otra partida a los pocos minutos.
Pero en los torneos de toda clase nunca hay tregua y tocaba volver a la
concentración. El juego resultó ser como el de la primera ronda, con mi
rival agotando todo el tiempo y yo utilizando unos cuatro minutos de
reloj. Como anécdota, el comentario jocoso que realizó mi contrincante
antes de iniciarse la partida, “Esto es un suicidio”.
En ajedrez hay una máxima en los torneos que duran un día entero. La
ronda después de la comida – muy buena, por cierto, en una
hamburguesería cercana llamada “La Tassa d’Or” en la que se habló de
ajedrez, compras compulsivas de puzzles por Wallapop, del blog puzzlero
6000piezasymas, y de futuras expediciones a concursos - suele provocar
desastres en forma de falta de concentración o errores graves. Y a punto
estuve de dilapidar el torneo en esta semifinal, cuando después de
haber llevado dos minutos de ventaja durante casi medio puzzle, los
dilapidé en ¡una sola pieza! Sufrí un bloqueo mental muy severo con el
cielo del puzzle del caballito negro y era incapaz de ver absolutamente
nada. Por fortuna, esa pájara sólo llegó a igualar los tiempos y pude
recuperarme poco a poco en el último tercio del puzzle volviendo a
rendir de manera suficiente. Mi rival (hermano de Dolors Torra) demostró
que el tercer puesto que consiguió después en la final de consolación
contra Esther Álvarez Ballesteros estaba totalmente justificado.
Y en la finalísima, me tocó un jugador de ajedrez titulado con el que
ya había disputado dos partidas de ajedrez en el Open Internacional de
mi club, el Ideal Clavé. El puzzle escogido fue un cambio de registro
total, uno de 300 piezas de un planisferio terrestre, un hueso muy duro
de roer. He de decir que casi en ningún momento utilicé conocimientos de
geografía para resolver el entuerto salvo en un par de piezas, y sí me
concentré en las formas y manchas de colores azules y de varios tonos de
marrones o ocres; pero sobre todo en los tipos de salientes, que en la
marca Ravensburger son muy variados y facilitan la clasificación
prescindiendo de la imagen. Salvo en algún momento recién acabado el
primer tercio del tiempo en el que Marc llegó a ponerse a medio minuto,
no tuve apuros reales en el resto de partida y finalicé a unos siete
minutos de mi rival. Nos dejamos un par de océanos y otro
par de continentillos sin construir.
Capellades - Darias |
Mateu Torra - Esther Álvarez, para el tercer puesto |
Cuadro final |
Podium |
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