A principios de Mayo de 2019
le comentaba a mi mujer que este año no viajaba a Madrid al Campeonato de
España de Puzzles, pero no por falta de ganas, sino porque estaba casi seguro
de que no iba a celebrarse. Un cambio de Junta de la Asociación Española de
Puzzles AEPUZZ en plena primavera de 2019, sumado a la necesidad de encontrar
una nueva sede que pudiese albergar la creciente demanda de concursantes que ya
no cabían en el Novotel Center de Madrid (escenario de las ediciones 1 a 9) y
un sinfín de dificultades más que solamente los organizadores podrían explicar
bien, casi pospusieron hasta 2020 la fecha del X Campeonato Nacional.
Pero de repente, en un par de
días, tras algunas semanas con el proyecto en el limbo y casi en el cajón de
los expedientes archivados, de súbito cuadró todo. Los teléfonos otrora mudos
sonaron, los acuerdos se firmaron, se definió la Sede del Campeonato en el Gran
Casino de Aranjuez, la convocatoria voló por las redes y asimismo volaron las
inscripciones. No solamente se apuntaron 262 personas en la prueba individual,
251 parejas en la de dúos y 73 niños en las tres categorías infantiles (un
total de 837 participantes), sino que a mi entender, como sucedió con los
Juegos Olímpicos de 1992 de Barcelona, éste fue el mejor Campeonato de Puzzles
de España de la historia. Todo encajó: iluminación uniforme y correcta en
prácticamente todas las mesas, parking gratuito, posibilidad de comer en la
propia sala del Casino de la Cafetería (lo que generó un gran ambiente que en
anteriores ediciones se desvanecía a la hora de la manduca, porque todo el
mundo se iba por su lado), la presencia de la misma speaker de
Valladolid para amenizar el acto y toques de espectáculo a lo grande en la
entrega de premios, con el “We are the Champions” de Queen sonando por
doquier para cada agasajado, además de la enorme variedad de premios; fueron
todos ingredientes para uno de los platos más ricos de la historia puzzlera de
España, si no, el más suculento.
Me atraía mucho Aranjuez como
sede del Campeonato de España. En la villa del Palacio Real y del cruce del
Tajo y Jarama pasé muchos veranos en casa de mis tíos abuelos, en nuestro
habitual periplo familiar desde Tenerife a la Península Ibérica, donde mi madre
tiene todas las raíces de su árbol genealógico. Mi abuelo era zamorano, otra
rama de la familia reside en Valladolid (sede el Primer Mundial de Septiembre,
otra “causalidad”), otra en Valencia y la cuarta en Aranjuez. Esos veranos eran
una fiesta. Agarrábamos el coche, lo metíamos en el Ferry de la
Transmediterránea J.J.Síster o Manuel Soto, dos días de navegación hacia Cádiz,
y de la Tacita de Plata zumbando para el Norte para evitar achicharrarnos, con
dos paradas largas en Aranjuez y Corrales del Vino (Zamora). Luego, con el
coche cargado de alimentos castellanos y oliendo a pimentón, otra vez para el
Sur al ferry, y de regreso a casa en Tenerife. Por ello, Aranjuez siempre
figura como ciudad indeleble a mis recuerdos de infancia, así que mi entusiasmo
por volver allí como participante en el Campeonato nacional era lógico. En la
víspera del gran día realicé un periplo nostálgico por la Calle Abastos, donde
estaba el piso de mis tíos abuelos, y me planté de nuevo en el edificio en
donde había pasado tantos buenos ratos (viendo los Pitufos, jugando a las
cartas a las once de la noche, cuando antes los niños nos íbamos a dormir a las
nueve, comiendo pescado recién sacado del mercado de la misma Calle Abastos…).
El antiguo bar de enfrente de la casa de mis tíos-abuelos, “El Caballo Blanco”,
situado en una casona de planta baja, ahora era una guardería. El signo de los
tiempos.
Por la tarde del Viernes, subí
al Gran Casino a ayudar a montar la sala a los incondicionales como Fer
Iglesias, Alfonso Alvarez-Ossorio, el Ruso Fernando Alvarez-Ossorio, Judith,
Pablo o Jesús Casellas (que dice que está en la sombra pero no puede nunca
evitar dar el callo como el que más). A las once de la noche me regresé al
hotel tras haber plegado papeletas, corregido posiciones de mesas a tiralíneas
con Fer (el año que viene traeré el distanciómetro láser o un teodolito al
respecto), sudado con los vinilos que no cabían en algunas mesas, poniendo manteles…y
en un momento de relax, descansando en el bar de la sala de juego (la de
verdad) con los entusiastas de la Fiesta del Puzzle. No cambio esa tarde pasada
entre bambalinas por ninguna visita turística, además, todos los atractivos de
Aranjuez los tenía vistos desde pequeñín. Me estoy dejando seducir por el Lado
Tenebroso de la Fuerza…
El X Campeonato de España
demostró que cada vez está mucho más caro entrar en los pódiums y en los Diez
Principales, y que puedes haber realizado la performance de tu vida, que igual
no te basta ni para rascar premio. El nivel ha subido de tal manera que ha
producido además un efecto rebote, y es que muchos participantes, en su afán de
no quedarse atrás, participen en concursos como si no hubiese un mañana. Por
ejemplo (y eso es algo que jamás me había sucedido en un campeonato de
puzzles), cuando finalicé la prueba por parejas con Soraya Pérez, reconozco que
sentí una bajada de tensión considerable, y eso no me había ocurrido desde que
vencí hace diez años en una partida de ajedrez a un amigo que siempre se me
resistía en torneos (el implicado ya sabe quién es, hay que ganarle tres veces
en cada partida). La atmósfera de la primera fila es tan electrizante que no
solamente en muchos casos produce el llamado “mal de altura”, sino que genera
una competitividad enorme y (esto es lo mejor), completamente sana. Porque en
comparación con otros deportes, en las pruebas de velocidad puzzlera no hay
rivalidades como las de Karpov y Kasparov, Pataddore Rossi y Marc Márquez, Pelé
y Maradona o el Real Madrid y el Villarato (ahora Rubialato). ¡Que dure! En
cuanto a resultados, la rusa de Nobosibirsk Lina Ivanova venció la prueba
individual con un tiempo propio de campeón por parejas, 38 minutos. Aunque
pudiese haber montado el puzzle anteriormente, me parece espeluznante que se
tarde poco más de media hora en encajar 500 piezas (una pieza cada 4,5
segundos). De hecho, la prueba por parejas (que también venció Lina junto a la
subcampeona individual Marina Kogelova) la remataron con 31 minutos, un tiempo
más “normal” (y permíteme el entrecomillado). Aprovecho para dejar caer que
siempre he tenido la convicción demostrable de que en algunas pruebas de grupo
es preferible infraalinear los equipos, es decir, dejar a menos gente (tres o
incluso dos personas) armando a la vez puzzles de 500 piezas, porque creo que
cuatro personas se estorban demasiado para un rompe pequeño. En fin, que las
presiberianas se llevaron todos los primeros premios a Asia e hicieron bueno mi
pronóstico de que ganarían las Anas (Ana Gil y Ana Isabel Jimeno), con Ángel
Heras y Demelza Becerra muy a poca distancia. Jaxeline Blanco Ruiz y Rafael Torres, a los
que daba chances de victoria, se quedaron en un estupendo sexto puesto, muy
pegados a Cristina López y Rocio Escribano (las campeonas de 2018) y a un
servidor con Soraya Pérez Carayol, que quedamos octavos
después de realizar nuestro mejor tiempo en cuatro participaciones,
38'30". Por tanto, éste es nuestro palmarés:
2016 - 8º
2017 - 5º
2018 - 11º
2019 - 8º
2017 - 5º
2018 - 11º
2019 - 8º
Foto grupal de las diez mejores parejas |
En cuanto a la prueba
individual, la considero mi peor actuación en cuarenta torneos en los que he
participado desde mi debut en 1987. Siempre he preferido que no entren puzzles
de animales en los concursos, y si no quieres arroz, dos tazas. Perros por la
mañana y suricatos por la tarde. Aún no sé lo que ocurrió, aparentemente todo
marchaba bien, la táctica adecuada, pero de repente, a partir de la media hora,
me empezaron a pesar las piezas demasiado y finalicé el trabajo por el marco,
un hecho que en bastantes casos es preceptivo, pero en un puzzle del tipo
“viñetas” es inadecuado en un porcentaje alto. Un auténtico desastre de 1 hora
17 ' que me colocó hundido en el puesto 35 de 250 participantes. Que sí, que
muchos pensaréis, pero si has quedado en el sexto superior de la prueba. Pues
no, para mí es un resultado pésimo y horripilante, después de haber hecho dos
diez principales en 2016 y 2017. Suerte que pude reponerme para la prueba de la
tarde con un reseteo mental y que mi compañera de competición Soraya Pérez
Carayol había volado en el individual con un sensacional tercer puesto (de
hecho, fue la primera española en acabar de los 260 participantes, un logro
increíble para una persona que debutó hace unos escasos tres años en el VII
Campeonato de España), y por la tarde rendí bien. O eso creo.
Palmarés en Individual:
2016 - 9º
2017 - 10º
2018 - 14º
2019 - 35ª (al carrer)
2017 - 10º
2018 - 14º
2019 - 35ª (al carrer)
Perpetrando el desastre (Foto: Jesús Aragón) |
Las anécdotas, como era de
esperar, fueron cuantiosas. Jesus Aragón, que en cada Campeonato de España Por
Parejas, minutos antes del pistoletazo de salida, advierte a todos “estáis a
tiempo de retiraros”, se quejaba de que los suricatos de la imagen eran
animales que no vivían en Andalucía, y por ello se le habían atragantado. Yo
creo que un plato de chipirones servido en el mismo Hotel Atlántico de la
Tacita de Plata o, mejor aún, en algún bar de la Plaza San Juan de Dios, lo
habría resuelto mejor. Quizás en un futuro alguien plantee esa imagen en un
Nacional.
Después de la entrega de premios se realizó una
especie de “We are the world” puzzlero, con todos los agasajados subidos
en el escenario del Casino, un lugar en el que por lo visto había cantado
Isabel Pantoja. Cantado en sentido literal, me refiero, de lo otro con Julián
Muñoz cantó en otro lado. Mis temores ante tal maniobra estaban fundados, ya
que consulté con mi calculista de estructuras vía telefónica (lo saqué de la
siesta, así que le tendré que pagar doble) y me dijo que “esa noche saldríamos
en las noticias”. Por suerte, casi todos nos pusimos en las escaleras sólidas y
no en el escenario para la hermosa foto grupal.
Susana Cañete Gimenez, organizadora del
Campeonato de Puzzles de Sant Boi, montó un entrenamiento con un 500 de Educa
de gominolas en pleno comedor, mientras otros hacían la sobremesa o dormían la
siesta con un ojo abierto. Y el inventor del Puzzle-Basket Oliver de la Flor
decidió empalmar Campeonato de Puzzles con otro de póker en la sala de
enfrente, esa que está llena de lucecitas y de croupiers. No sabemos
cómo le fue porque sus declaraciones al día siguiente fueron confusas, pero al
menos nadie en Aranjuez lo vio al día siguiente con un barril como vestido.
Normalmente es algo complicado
volver a la rutina del día a día después de la mayor Fiesta del Puzzle en
España, pero en esta ocasión, dada la espectacularidad de los medios
desplegados y la congregación de tantos puzzleros de calidad, tanto veteranos
como nuevas estrellas incipientes, para todos ha sido mucho más difícil
retornar a casa. En lontananza, para aliviar la espera, Valladolid aguarda
dentro de tres meses para rematar lo que podría ser el año más importante de la
historia del puzzle “social”, como lo llama Cristina López.
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