CRÓNICA DE UNA ODISEA ANUNCIADA
VIERNES 26 DE OCTUBRE
Lovaina |
¿Cuántas posibilidades hay de que a una persona le toque pagar dos compras de supermercado de 6,66 € cada una?
¿Y si esas compras se producen en el espacio de una semana?
Confieso que me he planteado muchas cosas trascendentales durante el
transcurso de este viaje tan accidentado para disfrutar de Otra Gran
Fiesta del Puzzle. El doble 6,66 me asaltó impunemente en los últimos
días desde dos cajas registradoras independientes de dos colmados
distintos. No hace falta ser matemático para calcular la ínfima
probabilidad de que algo así suceda.
Verán: Existe una película
llamada "Destino final", en la cual al joven protagonista se le cruza un
coche auxiliar de pista de aeropuerto con el número de serie 666. Tiene
una visión del futuro y se baja del avión que tenía que coger de Nueva
York a París. El avión se siniestra nada más despegar mientras la
canción de John Denver "Rocky Mountain high" suena por megafonía. Para
los no iniciados, el 666 suele ser relacionado con el Anticristo y con
acontecimientos apocalípticos.
Las coincidencias eran evidentes, y
me dirigí al Aeropuerto del Prat con cierta inquietud más allá que la
de dejarme alguna luz encendida en casa. Para empezar, una hora y cuarto
de retraso en el despegue. Ya en el aire, imaginaos cómo me tomé unas
turbulencias a mitad del vuelo entre Barcelona y Bruselas.
Afortunadamente, la música siempre me sale al rescate y recordé la
canción “You and me” de The Moody Blues, en la que Justin Hayward canta
“What will be your last thought?”. Mis ojos se fueron al bestseller de
Anxo Pérez “Los 88 peldaños hacia el éxito” y mi último pensamiento fue
el del peldaño 89, que me iba a mandar al Cielo. Por lo menos, había
dejado todo el trabajo terminado en el despacho y ningún cliente
reclamaría a mis herederos asuntos pendientes. Eso sí, me inquieté de
nuevo cuando recordé que tenía bastantes facturas sin cobrar.
Pero el avión aterrizó sin incidentes, y algo más aliviado por conocer
que disponía de tres días de prórroga hasta el vuelo de vuelta, me
instalé después de un salto de tren en el ya habitual Getaway Hotel de
Leuven. Allí, encerrado a causa de una lluvia torrencial, decidí
compartir la experiencia del 666 en Facebook, pero borré mis impresiones
al escaso minuto de haberlas publicado. Sólo el compañero René Corona
fue testigo de ese post fantasma y le dio un like. Si lee este post,
cancelará su cita con el oculista o con el psiquiatra por ver visiones.
Me congratulo de ello. Pasé la tarde de diluvio escuchando a Los
Fresones Rebeldes, con la esperanza de que el encargado de la música de
"Las 24 horas" en el Marché Couvert de Hannut no radiase a John Denver
el día siguiente.
Una vez desaparecida la lluvia y aún con el
olor a adoquín mojado, decidí salir fuera a cenar. Me encontré
sorpresivamente con el equipo “Puzzle & Beer” al completo en el
ascensor. Ni que decir tiene que el sitio de condumio estaba ya decidido
de antemano, un italiano de nombre “Ciao Italia”, en el cual resolvimos
el mundo un poco más. Con esa dosis de normalidad conseguí olvidar el
mal fario del Número de La Bestia y concentrarme en el mañana.
SÁBADO 27 Y DOMINGO 28 DE OCTUBRE
El día amaneció con una sorpresa tremenda. Dos de nuestros compañeros
del equipo “Mafia latina”, Gonzalo Vera y Vanesa Iglesias, se quedaban
obligatoriamente en Madrid por una huelga de handling de la empresa
AVIAPARTNER del aeropuerto de Zaventem en Bruselas. Esto provocó también
el colapso del equipo español “La última pieza”, con las bajas de
Silvia Hernández y de Carmen Hermida, que veían desde la capital de
España cómo volaban sus ganas de pasárselo bien con el colectivo
puzzlero más selecto. Hubo gabinete de crisis y se decidió con total
unanimidad fusionar los equipos “Mafia Latina” y “La última pieza”. No
fuimos los únicos perjudicados: a Lale de La Coba y Nacho (el autor del
blog 6000 piezas y más), otros dos integrantes de “La última pieza”, los
desviaron a París y desde allí tuvieron que alquilar un coche para
llegar a Bélgica. A Pilar Varela, Jimena Gordillo y José Luis Ruiz, que
se tenían que reunir conmigo por la mañana con la limousina rentada, los
enviaron al aeropuerto de Charleroi (al sur de Bruselas), y todavía
gracias que no los dejaron plantando alcachofas en la huerta de El Prat.
Y a Dulce María, que participaba con el equipo “Encajados”, tales
fueron las ganas de concursar que no se conformó con quedarse en tierra y
se compró a precio de oro otro billete a Bruselas. Esto es afición.
Con los equipos recompuestos tras mil cruces de Whatssaps y llamadas,
pudimos emprender marcha desde Leuven hacia Hannut y entramos en la
normalidad de cada año: comida italiana en el Giuseppe, asalto al
Carrefour en busca de provisiones, encuentro con Günther Simetsberger
(en el mismo cruce del año anterior), preparación de la mesa de puzzleo y
debate de las tácticas a seguir. Es difícil hallar un sistema que
contente a todo el mundo y por ello quizá se optó por una solución
inicial de “un cuarteto, un puzzle”, también influidos porque realmente
no habíamos previsto que “Mafia latina” hubiese tenido cambios en la
alineación. En principio, yo había propuesto dividir los tiempos de
manera matemática con equidad siguiendo el esquema 1234, 2345, 3456,
4567 y así sucesivamente, pero este sistema también tiene pegas, ya que
no contempla atragantamientos de puzzles, que siempre, siempre se
producen, como ocurriría en el tercer puzzle de los perros. El resultado
final obtenido fue francamente bueno: Puesto 19 de 128 participantes
con 9459 piezas encajadas, mejorando el resultado del año pasado en casi
1000 piezas. Tres equipos rusos quedaron en los tres primeros puestos,
entre ellos el “Siberian Team” del “Patrocinador”, que metieron 19682
piezas, una marca realmente de otro planeta. Es cierto que tienen un
nivel de disciplina espartana y milimétrica, con los puzzles previamente
ensayados varias veces y sistemas de clasificación internos para
integrar el primer equipo, pero eso no quita que son muy buenos. Quizás
la solución sea aprovechar el formulario de sugerencias que entregaron a
cada equipo. Por ejemplo, las mías serían:
- Puzzles inéditos
para que el campeonato sea puro. Como ya sabéis, el montaje previo de un
puzzle supone reducir un 10-20% el tiempo de construcción.
- Mejor control en los finales de los puzzles. Siempre se pierde tiempo yendo a buscar a un validador, que por la Ley de Murphy, está en el quinto pino.
- Mejor iluminación en algunas mesas alejadas de los globos brillantes. El flexo ayuda pero perjudica en forma de reflejos.
- Y sobre todo, derecho a inscripción de los 50 mejores equipos para evitar que combos competitivos se quedasen fuera y otros pasasen la noche durmiendo, con la mesa vacía (llegué a ver una mesa con un puzzle a medio montar e instrucciones para los reemplazos escritas a mano).
- Mejor control en los finales de los puzzles. Siempre se pierde tiempo yendo a buscar a un validador, que por la Ley de Murphy, está en el quinto pino.
- Mejor iluminación en algunas mesas alejadas de los globos brillantes. El flexo ayuda pero perjudica en forma de reflejos.
- Y sobre todo, derecho a inscripción de los 50 mejores equipos para evitar que combos competitivos se quedasen fuera y otros pasasen la noche durmiendo, con la mesa vacía (llegué a ver una mesa con un puzzle a medio montar e instrucciones para los reemplazos escritas a mano).
La ludoteca este año tenía una maquinita nueva, una especie de pinball
sin flippers de aquellos llenos de agujeros. ¡Y funcionaba muy bien,
teniendo en cuenta que estaba hecha completamente a mano! Una maravilla.
Este año tuve por fin la oportunidad de ver dos conciertos, dado que
nos alternábamos cuartetos en cada puzzle: El de un grupo de música de
raíces de las 21:00, con una destreza musical impresionante de dos
violinistas, cello, guitarra rítmica y piano; y un dúo de viento que a
la hora de comer del Domingo interpretaba de una manera muy suigéneris
clásicos del rock como “Another one bites the dust” (Queen), “Hotel
California” (Eagles), “No surprises” (Radiohead), “Money” (mis queridos
¡¡Pink Floyd!! de nuevo) y lamentablemente también alguna concesión a la
vulgaridad extrema como el Waka waka.
Mientras una parte de
“Mafia Latina” estaba montando el puzzle de 1500 que iniciaba el temido
“Tourmalet” (la triada de rompecabezas de 1500-2000-1500 que los
organizadores sitúan estratégicamente para hachar la competición),
decidí aprovechar mi turno de descanso para ir a dar una vuelta por
Hannut a pie, a eso de las cinco de la madrugada. Lo único que hice fue
mirar precios de casas y de pisos y constatar la cantidad de coches que
había en las inmediaciones con el motor en marcha, seguramente con
concursantes dentro durmiendo (u otra cosa) y disfrutando de la
calefacción, que con el vehículo apagado no es posible encender. Me
encontré con algún probo trabajador que seguramente debió mosquearse al
ver a un sujeto sin prisa merodeando por las afueras del pueblo. Fue el
último rato libre que disfruté, porque a partir de las seis de la mañana
me tocó estar finalizando el mencionado 1500 y participar en el montaje
del 2000, que se prolongó hasta casi las 13:00 horas. Otro Hannut en el
que me quedo sin desayunar y tengo que recuperarme a la hora de la
comida, con lo cual, el sopor post-condumio es tremendo. Ni me enteré de
la entrega de premios porque estaba durmiendo en la ludoteca. De hecho,
no sé cómo llegué de nuevo a mi hotel en Leuven. Eso sí, el indignante 5
a 1 del Barcelona al Real Madrid me quitó el sueño de golpe.
LUNES 29 DE OCTUBRE
Y cuando esperábamos todos que el Lunes fuese ocupado por la
tradicional visita a Bruselas para pisar la Grand Place, el Museo de
Tintin y asaltar los tenderetes de gofres – incluso saludar el ascensor
asesino del Párking de Cervantes -, un mensaje de cancelación del vuelo
de regreso me sacó de la ensoñación matutina producto de la satisfacción
del deber cumplido.
Tras cancelar atropelladamente todas las visitas profesionales del día siguiente Martes, hubo gabinete de crisis de la expedición catalana de “Mafia Latina” en un PizzaHut de Leuven. Se desecharon todas las opciones siguientes:
1) Volver en coche
alquilado, 1200 € más el cansancio de semejante viaje de 1350 km aún con
tres conductores. Y con previsión de lluvia. El 666 se relamía.
2) Ir en tren a Alemania y volar a Barcelona, 500 € y añadir dos variables nuevas impredecibles a la ecuación. Caldo de cultivo para la Ley de Murphy.
3) Volver en tren a BCN: Caro y con transbordos incómodos
4) Cambiar de vuelo, hasta el Jueves 1 de Noviembre (día de Todos Los Santos Pacientes), ninguno disponible. Puestos de trabajo en la picota por tomarse acueductos y clientes perdidos.
5) Volver caminando, un mes y medio de tiempo: muy enriquecedor, pero inviable por la pérdida definitiva de tres puestos de trabajo y de diez pares de zapatos, y del desplome en bolsa de mi empresa
6) Comprar una casa en Hannut en multipropiedad por 70.000€ (precio local que constaté en mi estudio de mercado de madrugada) y alquilarla a los equipos rusos en las sucesivas 24 Heures, con un periodo de amortización de 150 años.
2) Ir en tren a Alemania y volar a Barcelona, 500 € y añadir dos variables nuevas impredecibles a la ecuación. Caldo de cultivo para la Ley de Murphy.
3) Volver en tren a BCN: Caro y con transbordos incómodos
4) Cambiar de vuelo, hasta el Jueves 1 de Noviembre (día de Todos Los Santos Pacientes), ninguno disponible. Puestos de trabajo en la picota por tomarse acueductos y clientes perdidos.
5) Volver caminando, un mes y medio de tiempo: muy enriquecedor, pero inviable por la pérdida definitiva de tres puestos de trabajo y de diez pares de zapatos, y del desplome en bolsa de mi empresa
6) Comprar una casa en Hannut en multipropiedad por 70.000€ (precio local que constaté en mi estudio de mercado de madrugada) y alquilarla a los equipos rusos en las sucesivas 24 Heures, con un periodo de amortización de 150 años.
Por ello,
decidimos regresar a casa en autobús. 20 horas de viaje a un precio
razonable de 90 € por cabeza. Viaje incómodo a no más poder, pero con un
retraso real de 14 horas respecto a la llegada prevista de Lunes a las
19:00. También podíamos montar "Les 20 heures de puzzle de Autobus" en
el pasillo del mismo transporte, porque disponíamos de parte de los
puzzles del concurso.
Pero el viaje de vuelta...
Vaya viaje de vuelta.
A dos horas de nuestra salida de Bruselas a Barcelona, y en un lugar
indeterminado junto a la frontera francesa, paramos en una estación de
servicio para descanso del conductor. Allí me enteré de la destitución
de Lopetegui como míster del Real Madrid. Fer, la próxima vez en Hannut
no te pongas la equipación del mejor club del mundo antes de jugar
contra “los otros”. Nos reincorporamos a la autopista y nos pilló un
atasco de una hora. No constaté nada anormal cuando se disolvió salvo un
insignificante cuello de botella por inutilización de los dos carriles
de nuestra dirección de la autopista, por tanto, debieron ser los
seguidores de fútbol blaugrana en manifestación que estaban viendo una
luz a la esperanza tras años de dominio blanco con mano de hierro y
querían que Lope siguiese. Mourinho, te esperamos.
Y sólo con un
cuarto de hora de normalidad circulatoria, otro cuello de botella más
por cambio de carretera y otro retraso considerable. Yo pensaba que tras
vivir que me tardasen en servir tres horas un pescado con pimentón en
un restaurante de El Puerto de La Cruz, ya no me podía sorprender nada
más. Pero el plato fuerte llegó a las 20:00 horas, cuando el autobús se
detuvo en una estación en Luxemburgo. Pensábamos que era una parada para
hacer pipí, pero casi nos hacemos popó todo el pasaje. Entraron
policías en el convoy y a algunos nos sometieron a un interrogatorio de
tercer grado. Dónde iba, de donde venía, que había hecho, porqué era del
Real Madrid, dónde estaba mi billete...No resistí la presión y dije que
iba acompañado de cuatro puzzleros más que tenían mi pasaje en pdf, y
que si me metían en la cárcel, ellos venían conmigo por cómplices. Ni me
escucharon. Nos hicieron bajar a todos los pasajeros del bus. Un
velociraptor retriever de color blanco antidroga se tiró encima de
nuestros equipajes. Le dije a un gendarme que "la vida se abría camino"
y me contestó que "no ha dicho la palabra mágica", y que si no la
adivinaba iba de cabeza a la cárcel. ". Por fin pronuncié la palabra
“Mbappé PSG” y el fulano sonrió. Tras algunos saltitos del velociraptor
alrededor de un joven con pinta de grifiento, apartaron al dinosaurio,
le dieron una croqueta y al sospechoso lo aislaron. Nos hicieron subir
al resto de personas al bus y a un gendarme con ganas de justificar su
sueldo le dio por registrar la mochila de Jimena, llena de puzzles,
después de preguntarle también de dónde venía. Recordé entonces la
escena del bus de “Cortina Rasgada” y deseé que Herr Jakobi tuviese
éxito y convenciese a los gendarmes de que los españoles no éramos
malos, aunque les ganásemos en todos los deportes. Cuando Jimena dijo
"We come from Hannut, a puzzle competition" el policía constató la
triste verdad, que estábamos locos de remate. Suerte que los puzzles
eran de la marca Jumbo sin división de bolsas, que si ven algún Educa
con varias bolsas, se piensan lo peor y dormimos todos en gendarmería,
con el agravante de que esa noche no podría haber computado como gasto
de hotel para realizar las reclamaciones a las compañías aéreas por la
cancelación del vuelo.
En la siguiente parada en Dijon para
estirar las piernas, no me atreví a alejarme mucho del autobús porque en
vista de todos los disparates acontecidos, sólo habría faltado que me
sucediese lo que estuvo a punto de ocurrirme en el viaje de ida al
Campeonato de España en Madrid de 2018, en el que me metí en el bus
equivocado en la estación de servicio en un lugar indeterminado entre
Guadalajara y Calatayud. Solamente cuando vi que mi sitio estaba ocupado
por alguien que no era yo, caí en cuenta de mi espantoso error y me
salvé in extremis de no acabar en algún lugar entre Cuenca y Tragacete.
Por tanto, no tenté a la suerte, no fuese cuestión de que acabase siendo
ingrediente de algún frasco de mostaza.
Ya de madrugada, cuando
estaba desesperado por conciliar el sueño – dormir sentado en un asiento
de autobús es para mí imposible -, el conductor, sin mediar explicación
alguna, se metió por una carretera secundaria que comenzó a dar vueltas
alrededor de un macizo de montañas. Me asomé a la ventana y divisé el
precipicio, negro como nuestro futuro. La gente no chillaba, esperaba
tranquila su destino. Tampoco estaba nervioso, esperaba por fin el
cumplimiento de la profecía. Pronto sentí como las ruedas traseras
flotaban en el aire, pero en un alarde de destreza el conductor
precipitó el convoy por una cuesta abajo a una velocidad vertiginosa. Al
fondo, un caserón iluminado con luces de neón y cúpulas de ladrillo
vidriado. Fue un milagro que el autobús, con las llantas quemadas por
los frenos, emitiese su último suspiro antes de quedar a un escaso metro
de la pared del edificio luminoso. La puerta del edificio se abrió y
los Eagles, con el difunto Glenn Frey a la cabeza, nos cantaron
“Bienvenidos al Hotel California”. Fue entonces cuando me di cuenta de
la delgada línea entre el sueño y la realidad. La vida es sueño.
Jean-Luc o Kamin.
Por supuesto, entre tanto incidente, real o
soñado, la estadística indicaba que el resto del periplo iba a ser
tranquilo. El amanecer nos saludó en Perpiñán, la última parada para
hacer pipí fue en Figueras, y por fin, a las 11:15 de la mañana del
martes, el bus nos dejó en la Estación de Sants, mítico lugar en el cual
se iniciaron los campeonatos multitudinarios de puzzles en España. Nada
ocurre por casualidad. Se cerraba el círculo.
Más tarde, nos
enteramos de que la ristra de calamidades se prolongó más allá de las
fronteras. El equipo “Puzzle & Beer”, con la integrante Sandra con
muletas, tuvo que meterse un periplo de dos transbordos en tren hacia
Düsseldorf (¡en Alemania!) y de allí, coger un avión hacia Madrid, con
la sangría económica consiguiente. Lale de La Coba y Nacho se
equivocaron de hotel y llegaron fuera de la hora del cierre al correcto
cuando estaba más desierto que el puesto de Gucci en la planicie de
Marfa. Günther Simetsberger se quedó sin gasolina por evitar los
carísimos combustibles teutones de vuelta a Austria, y tuvo que hacer
tres kilómetros con el bidón a cuestas. El mentor de los World Puzzle
Days está hoy en día con piedras en el riñón producto del esfuerzo.
Dulce María solamente pudo regresar a Madrid el Miércoles por la mañana,
y el dueño de la tienda Dr. Panush, Luis Castro, en vista de que no
regresaría a Galicia hasta el Jueves con las molestias impresionantes
que esto le causó en su negocio, empezó a mandarnos fotografías de vasos
de cerveza con una actitud digna de moral y se fue a Amsterdam a
fotografiar la bicicleta roja del puzzle de 3000 piezas. Os habéis
ganado el cielo todos.
Gracias, Fresones Rebeldes por haberme
salvado la vida. No es que me emocione este amanecer, es que es el
primero que me fuisteis a ver.
A ver ahora quién es el guapo que va a Pineda de Mar este Domingo...
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